La semana pasada A. y yo hicimos una escapada fugaz de ida y vuelta a Londres. Siempre he pensado que se ha convertido en "la ciudad", en la Nueva América del siglo XXI para los europeos. Luego escuchas que no todo es cómo lo venden en Españoles en el mundo, que hay personas que deciden finalmente volver porque no han encontrado lo que esperaban, porque prefieren vivir cerca del calor de los suyos o porque simplemente un día se miraron en el espejo y se dieron cuenta de que sus sueños habían mudado de piel. Pero existen muchos valientes que encuentran en ella justo lo que buscaban o aquellos a los que la propia ciudad les sorprende con creces con una vida mucho mejor.
Siempre había escuchado que volver a un sitio que nunca cambia provoca que te des cuenta de los cambios que han habido en ti. A pesar de que Londres es una ciudad en constante movimiento permite que te mires en el reflejo del Támesis para comprobar si sigues siendo la misma persona que se reflejó en sus aguas la última vez que viniste. Porque si Rick Baine dijo en Casablanca que siempre les quedaría París, era porque no habían pisado juntos Londres.
Querido Londres, la primera vez que te visité supe que no sería la primera vez ni la última en que regresaría a ti. Las circunstancias han cambiado, pero no las ilusiones que llevaba en los bolsillos. Mi deseo hubiera sido verte antes, recorrerte, sumergirme como turista en tus calles. Sigues siendo fascinante. Ha sido un placer reencontrarte. Prometo que volveré pronto.
No hay comentarios
Publicar un comentario