domingo, 1 de julio de 2018

Segovia y la Granja de San Ildefonso

¡He vuelto! Y lo hago por todo grande, con un vestido bonito para el blog creado por las manos de Mireia de Serein Atelier. Ha sido un placer trabajar contigo. Mil gracias por darle el aire que buscaba y dejarlo muchísimo mejor de que lo que imaginaba. Creo que era lo que necesitaba para tener una motivación extra para generar contenido y lo más importante, salir más veces con la cámara. A parte del diseño, empieza una nueva etapa en el blog en el que espero publicar de manera más constante. 

El primer destino de este 2018 ha sido Segovia, la ciudad eterna del acueducto. No sé cuántas veces pasaríamos delante de ella, pero no deja de impresionar saber que ese tipo de edificación no lleva ni un solo tornillo y lleva cientos de años en pie. Y en cambio estructuras más actuales se caen. Los romanos eran unos genios de la construcción.

Las dos veces que he visitado esta ciudad he necesitado los guantes para que las manos no se me congelasen. Las novedades de este viaje fueron probar los judiones de la Granja, muy recomendable para todo amante de la gastronomía de cuchara, y pisar por primera vez la Granja de San Ildefonso. Este último creo que será espectacular en primavera por el jardín que tiene.

Cuando imagino un castillo de cuento de hadas, imaginó una estructura muy similar a la del Alcázar de Segovia. Y muchas veces me ocurre que castillos de verdad, no me lo parecen para nada.

Este lugar es ideal para desconectar unos días o un fin de semana ya que si solo tienes pensado quedarte en la ciudad no necesitas coger el coche para nada. Además, tienes a un paso también la ciudad de Ávila para descubrir su muralla.











































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