domingo, 13 de enero de 2019

De cuando fuimos en busca de naturaleza


Los lugares y las ciudades con zonas verdes me pueden, no sé si será consecuencia de vivir en una ciudad que carece de ellas, pero lo cierto es que tanto el cuerpo como el alma me piden muchas veces perderme en la naturaleza. No importa si son sólo unas horas, pero a veces necesito decir hasta luego a la ciudad y abrazar otros espacios que me recuerden que el aire puede ser más puro y que existe un mundo más allá de los ladrillos.

El año pasado, en uno de estos gritos internos de querer descubrir y de ganas de fotografiar, decidí en compañía ir a las salinas de Santa Pola a hacer algunas fotos. Los resultados no son los mejores, pero sí que me trajeron algo de paz. Este año tengo pendientes de volver a ir y capturar un par de imágenes que tengo en mente.

Entre los propósitos que tengo para este año, que son muchos y reconozco que quizá demasiados, se encuentra el acercarme más a la naturaleza e intentar seguir poniendo mi granito de arena para cuidar del medio ambiente, como por ejemplo seguir reduciendo el consumos de plásticos. Sé que vivir sin ellos es algo casi imposible y no exijo a los de mi alrededor de que lo hagan, pero soy de las que piensa que cada gesto cuenta, por pequeño que este sea. 


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