domingo, 22 de septiembre de 2019

Santander, gris y bonito norte



El primer día Santander nos recibió gris como el humo de un cigarro. Sé que el verano en el norte es eso pero era un tono mucho más oscuro que el de otras veces. Fue un viaje bonito, con mis personas especiales y que me sirvió sobre todo para desconectar. Aunque amo mi rutina, a veces el cerebro necesita ponerse el pausa y eso fue lo que hice la mayor parte del tiempo. El día que llegamos, lo primero que hicimos fue dar un paseo frente al mar. Lo que más me gustó de esta ciudad fue la playa de los peligros y el paseo hasta el faro. A mí todo lo que sea naturaleza me llena por dentro como si fuera oxígeno puro por lo que poder bañarme en una playa de arena fina donde al darme la vuelta pueda ver cómo el verde naturaleza abraza a la playa me enamora y me transmite una paz que pocas cosas pueden superar. Y las vistas desde el faro eran increíbles.

Otra de las sorpresas de este viaje fue descubrir que en la península de la Magdalena tienen leones marinos y pingüinos. Tengo que decir que fue toda una sorpresa para mí ya que no me lo esperaba y justo nos encontramos en ese lugar a la hora de su comida. Quiero pensar que a pesar de no ser animales en libertad están cuidados. Siempre he tenido un dilema con este tema pero no puedo negar que ver animales me acaricie el alma por dentro.

Esos días conocimos a Rocío, una excelente camarera que nos transmitió el amor por su tierra recomendándonos sitios maravillosos. Siempre he pensado que las personas con pasión son las que realmente mueven el mundo y ella creo que es una de ellas. Gracias a sus consejos pudimos disfrutar todavía más de las tierras cántabras. Gracias por todo, Rocío.

Tras ver las fotos me he dado cuenta de que uno los lugares que más me inspiró para hacer fotos fue el Centro Botín. Más que que arquitectura, que impresiona, fue el hecho de poder capturar a las personas desde distintas perspectivas. Sacó mi lado creativo y mis ganas de mirar a través del objetivo de una manera que creía dormida. Al principio no entendía muy bien qué era la colección de flotadores que tenía al exterior pero es una Acción creativa participaba llamada Como pez en el agua.

Siempre que visito un lugar suele haber algo que está en construcción, una obra que se ha cedido o cerrado por reforma. Es como si de algún modo esos lugares me quisieran decir que tienen una cita conmigo pendiente para hacerme volver. En este caso me quedé con las ganas de conocer la conocida Biblioteca de Menéndez Pelayo con más de 41.000 títulos. Para una amante de la lectura esto es como un verdadera paraíso por lo que Santander, ¡volveremos a vernos! También nos quedamos con ganas de disfrutar de su famosa heladería Regma. El día que decidimos probarlo había tanta cola que se nos fueron las ganas de helado. Dicen que es una paraíso para los sentidos y que todos los santanderinos están orgullosos de esa heladería. ¡Habrá que probarla a la próxima!





































No hay comentarios

Publicar un comentario