Escribo estas líneas con la ropa de esta pequeña escapada a Madrid todavía dentro de la maleta. ¡Pero no podía aguantar las ganas de ponerme a teclear! Lo cierto es que Madrid fue hogar durante algo más de un año y durante mi estancia allí, aunque me enamoré de demasiadas cosas, quizá lo más significativo fue mi amor por los colores del otoño.
Supongo que la razón de que me cautivase tanto es que nunca había visto el otoño de esa manera. Ver como los diferentes tonos del otoño iban vistiendo e invadiendo las hojas de los árboles de la ciudad y como las hoja caduca empezaban a teñir el suelo en diferentes gamas de marrón. Para los que residáis en una zona donde el otoño siempre es así, es algo normal, pero para mí fue como ver nevar por primera vez, ¡casi magia! Y algo que esperas recordar para siempre.
Por eso para mí, una estación que me era indiferente, se convirtió en mi favorita junta a la primavera. Solo necesitaba conocerla en el Retiro de Madrid y dejarme llevar por sus colores. De hecho, tengo fotos de ese primer contacto con el otoño en Madrid. Y el año pasado volví a visitarlo, volví a visitarlo y este año también. ¡Se ha convertido en una especie de tradición ya! Tanto por la visita como por la compañía.
Esta entrada puede considerarse toda una declaración de amor por el otoño y por el parque del Retiro, por lo que ¡aviso navegantes! Aquí solo encontraréis eso: un conjunto de capturas realizadas esta mañana con mi Nikon de una enamorada de esta época del año. Ha sido una escapada fabulosa y bonita a más no poder. ¿Repetimos?
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